No soltaré esta espada.
La sangre de su acero fluyó por mí.
Tuvo que remover escombros enterrados,
arrancar raíces negras,
decapitar el asedio de las obsesiones.
No temblará cuando lleven tu nombre.
Las guerras personales hacen del corazón
un órgano inflexible y radicalmente extraño.
No soporta que lo muerdan más.
Foto: Jan Saudek, The Sword.